Qué es argumentar, polemizar, debatir...

LA ARGUMENTACIÓN

Argumentar es fundamentar una opinión, justificar un punto de vista, dar los motivos por los cuales se piensa de una manera. En este sentido, los argumentos respaldan una opinión, le dan un sentido y por lo tanto, le confieren el poder de influir en los demás, de convencerlos, de persuadirlos. Un abogado ante un tribunal, un vendedor de autos frente a un posible cliente, un político hablándole a la gente, una aviso publicitario que atrae a futuros consumidores, un adolescente que quiere convencer a su padre para que lo deje ir a bailar el fin de semana, en otras, son situaciones típicas en las que hay que dar razones para lograr lo que se desea.
Generalmente, cuando se necesitan dar argumentos para sostener una opinión es porque se está ante una situación más o menos polémica, en la que es necesario debatir, es decir, intercambiar puntos de vista. Por lo tanto, para lograr lo que se pretende, es primordial tener en cuenta todos aquellos elementos que componen esa situación comunicativa, y elegir la estrategia con la que se va a argumentar, es decir, hay que considerar:
- Con quién se está debatiendo, quién es o quiénes son, qué relación se tiene con él o ellos, por ejemplo, no es lo mismo tratar de convencer a un amigo del barrio, a un policía o a la sociedad en general. Por ejemplo, el lenguaje que se utilice será de mayor o menor formalidad, según sea el caso.
- En nombre de quién se argumenta, si lo se lo hace individualmente, “a título personal”, o en representación de mucha otra gente que comparte esa opinión y esos argumentos. De esto depende que se emplee la 1º persona gramatical del singular (Yo) o del plural (Nosotros).
- En qué lugar se produce el debate (en la calle, en un periódico, una sala de conferencias, en la escuela, etc.).
- Sobre qué tema. No es lo mismo argumentar sobre el derecho de toda persona a tener una vivienda digna, que discutir a dónde ir el fin de semana, o por qué motivos debemos cambiar de colegio a nuestro hijo.
- Con qué objetivo argumentamos, si lo hacemos para ganar plata, para aconsejar de la mejor manera a nuestro hijo, para conseguir un trabajo, para que nos dejen pasar ante un piquete o para que iluminen nuestra cuadra.
- En qué circunstancias lo hacemos. ¿Se ofenderá la otra parte con mis argumentos? ¿Qué pensará de mí?, ¿Hay más gente presente en el debate?, ¿Intervendrán en mi favor? ¿Es el momento adecuado para decirlo?, etc.
- Qué género discursivo hay que emplear (una nota de opinión, una monografía, una conversación cara a cara, un aviso publicitario, un discurso, una carta de lectores, un alegato jurídico, etc.)
Todas estas, entre innumerables cuestiones más, nos llevan a tomar, a su vez,  muchas otras decisiones: ¿Debemos hablar o escribir? ¿Usamos un lenguaje formal o informal? ¿Cómo organizamos los argumentos? ¿Qué recursos utilizamos, es decir, cómo fundamentamos la opinión, qué motivos damos?, etc.



LA SECUENCIA ARGUMENTATIVA: ¿CÓMO ORGANIZAR LOS ARGUMENTOS?
La secuencia argumentativa tiene que ver con la manera en que se organizan los textos que contienen argumentos, los momentos en que se va desarrollando la información. Si bien esto depende del género discursivo, del tipo de texto del que se trate, generalmente, para elaborar una argumentación ordenada, organizada y clara, hay que incluir los siguientes espacios:
1- Una introducción o presentación del tema: especialmente en los textos escritos, es necesario exponer el tema, dar el motivo y las circunstancias en las que se expondrá una opinión, tratando de captar la atención de la otra parte, de interesarlo, como si se tratara de un invitación a emprender un viaje por lo que uno tiene para decir. Frecuentemente se presenta como una pregunta que plantea un problema y que será respondida en el momento de desarrollar la opinión.
Muchas veces, especialmente cuando las opiniones se dan en grupos de gente que se conoce o comparte todos los días un lugar de estudio, de trabajo o de recreación, no es necesario realizar demasiadas aclaraciones o prestaciones porque ya están implícitas entre ellos. Si alguien le comenta a su amigo “qué mal jugó la selección el fin de semana”, seguramente no será necesario que brinde detalles sobre el tema, no hará falta decir de qué selección se trata, contra quién jugó, dónde, etc. etc.
Los conectores que organizan el discurso, en esta etapa, suelen ser los siguientes: En primer lugar – Para comenzar – Lo primero que voy a decir es – Antes que nada – Para referirme a – etc. Estas frases son de uso frecuente para invitar al interlocutor a interiorizarse en el tema.
Por último, también hay que mencionar, que en este momento de la introducción, también suele presentarse la hipótesis o tesis, que luego deberá fundamentarse, es decir, la opinión del emisor o del grupo de gente que representa. Esta hipótesis puede consistir en una  afirmación o en una negación explícita, o simplemente quedar implícitamente enunciada (se la sugiere, se la da a entender) para que el lector la reconstruya.
Para plantear la tesis se emplean algunos indicadores como: creo que – me parece que – supongo que – pienso que – opino que – estoy seguro de que – estoy persuadido de que – tengo la convicción de que  – me doy cuenta de que – etc., dependiendo del grado de certeza que exprese quien habla o escribe.
2- Un desarrollo o argumentación propiamente dicha, la parte central del texto, en el que se exponen las razones, motivos o fundamentos que justifican la opinión mediante el uso de distintos recursos o técnicas argumentativas. Estas estrategias pueden presentar una gran variedad de posibilidades: ir de lo general a lo concreto o viceversa, comenzar por los argumentos más sólidos, más contundentes, o por los más efectistas, que apunten a las emociones o la sensibilidad del receptor o tal vez por los más lógicos o racionales.
3- Una conclusión, que generalmente sintetiza los motivos que fundamentan la tesis y señalan las consecuencias positivas de compartirla y las negativas de rechazarla, apelando a que el receptor tome algún tipo de participación o compromiso. Para ello suele emplear alguno de los siguientes conectores de orden u organización: para resumir – en síntesis – como conclusión – por todo lo dicho – etc.

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