Recreo: "Los traidores" un cuento de Eduardo Sacheri

Para escuchar ... un cuento con traidores escrito por Eduardo Sacheri y relatado en Radio Nacional por Alejandro Apo.

Alejandro Apo
Eduardo Sacheri



Las orillas de Buenos Aires

El siguiente es un texto en el que la crítica literaria Beatríz Sarlo, refiriéndose a los textos del escritor Jorge Luis Borges, analiza el surgimiento del "orillero" y el  "compadrito" en los márgenes, en los arrabales de la ciudad de Buenos Aires.
De su libro "Borges, un escritor en las orillas":
Capítulo III
La libertad de los orilleros
Las orillas
Borges dibujó uno de los paradigmas de la literatura argentina: una literatura construida (como la nación misma) en el cruce de la cultura europea con la inflexión rioplatense del castellano en el escenario de un país marginal. Sobre el modelo de "las orillas", que Borges inventa en sus primeros libros de poesía, hay que pensar también el lugar que él ocupa. Desde el comienzo, Borges desconfía del utopismo rural que Ricardo Güiraldes celebra en Don Segundo Sombra, novela clásica donde el mal destino del gaucho se tuerce para componer una alegoría luminosa en el escenario sublime de la pampa. El revival criollista de Güiraldes tiene como protagonista a un gaucho demasiado recto: un gaucho bienpensante. Para Borges, en cambio, si esta literatura iba a encontrar héroes, ellos no serían síntesis intachables de virtudes tradicionales, sino personajes marcados por un doblez, capturados en destinos no transparentes. Y el paisaje de la literatura rioplatense debía ser la región ambigua donde se borronea el límite entre la llanura y las primeras casas.
Borges trabajó con todos los sentidos de la palabra "orillas" (margen, filo, límite, costa, playa) para construir un ideologema que definió en la década del veinte y reapareció, hasta el final, en muchos de sus relatos. "Las orillas" son un espacio imaginario que se contrapone como espejo infiel a la ciudad moderna despojada de cualidades estéticas y metafísicas. (*)
En aquellos años, el término "orillas" designaba a los barrios alejados y pobres, limítrofes con la llanura que rodeaba a la ciudad. El orillero, vecino de esos barrios, con frecuencia trabajador en los mataderos o frigoríficos donde todavía se estimaban las destrezas rurales de a caballo y con el cuchillo, se inscribe en una tradición criolla de manera mucho más plena que el compadrito de barrio (de quien Borges no propone ninguna idealización), cuya vulgaridad denuncia al recién llegado o al imitador de costumbres que no le pertenecen. El orillero arquetípico desciende del linaje hispano-criollo, y su origen es anterior a la inmigración; el compadrito arrabalero, en cambio, lleva las marcas de una cultura baja, y exagera el coraje o el desafío farolero para imitar las cualidades que el orillero tiene como una naturaleza. El compadrito es vistoso; el orillero es discreto y taciturno:
"...esa mezcla de sorna y cortesía, esa humildad exagerada, sobre todo cuando estaba a punto de provocar a alguien a duelo".

El compadrito Jorge Luis Borges y los duelos

Hombres pelearon
Esta es la relación de cómo se enfrentaron coraje en menesteres de cuchillo el Norte y el Sur. Hablo de cuando el arrabal, rosado de tapias, era también relampagueado de acero; de cuando las provocativas milongas levantaban en la punta el nombre de un barrio; de cuando las patrias chicas eran fervor. Hablo del noventa y seis o noventa y siete y el tiempo es caminata dura de desandar.
Nadie dijo arrabal en esos antaños. La zona circular de pobreza que no era el centro, era las orillas: palabra de orientación más despreciativa que topográfica. De las orillas, pues, y aun de las orillas del Sur fue El Chileno: peleador famoso de los Corrales, señor de la insolencia y del corte, guapo que detrás de una zafaduría para todos entraba en los bodegones y en los batuques; gloria de matarifes en fin. Le noticiaron que en Palermo había un hombre, uno que le decían El Mentao, y decidió buscarlo y pelearlo. Malevos de la Doce de Fierro fueron con él.
Salió de la otra punta de una noche húmeda. Atravesó la vía en Centro América y entró en un país de calles sin luz. Agarró la vereda; vio luna infame que atorraba en un hueco, vio casas de decente dormir. Fue por cuadras de cuadras. Ladridos tirantes se le abalanzaron para detenerlo desde unas quintas. Dobló hacia el norte. Silbidos ralos y sin cara rondaron los tapiales negros; siguió. Pisó ladrillo y barro, orilló la Penitenciaría de muros tristes. Cien hamacados pasos más y arribó a una esquina embanderada de taitas y con su mucha luz de almacén, como si empezara a incendiarse por una punta. Era la de Cabello y Coronel Díaz: una parecita, el fracaso criollo de un sauce, el viento que mandaba en el callejón.
Entró duro al boliche. Encaró la barra nortera sin insolencia: a ellos no iba destinada su hazaña. Iba para Pedro el Mentao, tipo fuerte, en cuyo pecho se enanchaba la hombría y que orejeaba, entonces, los tres apretados naipes del truco.
Con humildad de forastero y mucho señor, El Chileno le preguntó por uno medio flojo y flojo del todo que la tallaba ¡vaya usté a saber con quiénes! de guapo y que le decían El Mentao. El otro se paró y le dijo en seguida: Si quiere, lo vamos a buscar a la calle. Salieron con soberbia, sabiendo que eran cosa de ver.
El duro malevaje los vio pelear. (Había una cortesía peligrosa entre los palermeros y los del Sur, un silencio en el que acechaban injurias.)
Las estrellas iban por derroteros eternos y una luna pobre y rendida tironeaba del cielo. Abajo, los cuchillos buscaron sendas de muerte. Un salto y la cara del Chileno fue disparatada por un hachazo y otro le empujó la muerte en el pecho. Sobre la tierra con blandura de cielo del callejón, se fue desangrando.
Murió sin lástimas. No sirve sino pa juntar moscas, dijo uno que, al final, lo palpó. Murió de pura patria; las guitarras varonas del bajo se alborozaron.
Así fue el entrevero de un cuchillo del Norte y otro del Sur. Dios sabrá su justificación: cuando el Juicio retumbe en las trompetas, oiremos de él.
Extraído de Borges, Jorge Luis. El idioma de los argentinos. 1928.

Leer "HOMBRE DE LA ESQUINA ROSADA" de Jorge Luis Borges.


Milonga de Jacinto Chiclana

Me acuerdo. Fue en Balvanera
En una noche lejana
Que alguien dejó caer el nombre
De un tal Jacinto Chiclana.

Algo se dijo también
De una esquina y de un cuchillo;
Los años nos dejan ver
El entrevero y el brillo.

Quién sabe por qué razón
Me anda buscando ese nombre;
Me gustaría saber
Cómo habrá sido aquel hombre.

Alto lo veo y cabal,
Con el alma comedida,
Capaz de no alzar la voz
Y de jugarse la vida.

Nadie con paso más firme
Habrá pisado la tierra;
Nadie habrá habido como él
En el amor y en la guerra.

Sobre la huerta y el patio
Las torres de Balvanera
Y aquella muerte casual
En una esquina cualquiera.


No veo los rasgos. Veo,
Bajo el farol amarillo,
El choque de hombres o sombras
Y esa víbora, el cuchillo.

Acaso en aquel momento
En que le entraba la herida,
Pensó que a un varón le cuadra
No demorar la partida.

Sólo Dios puede saber
La laya fiel de aquel hombre;
Señores, yo estoy cantando
Lo que cifre en el nombre.

Entre las cosas hay una
De la que no se arrepiente
Nadie en la tierra. Esa cosa
Es haber sido valiente.

Siempre el coraje es mejor,
La esperanza nunca es vana;
Vaya pues esta milonga
Para Jacinto Chiclana.

Jorge Luis Borges

El lunfardo en el tango

Milonga Lunfarda, compuesta en 1960 por Mario Cecere e interpretada por Edmundo Rivero, casi un diccionario del lunfardo.



MILONGA LUNFARDA
Letra de Mario Cecere
Compuesta en 1960.

En este hermoso país
que es mi tierra, la Argentina,
la mujer es una mina
y el fuelle es un bandoneón.
El vigilante, un botón.
la policía, la cana.
el que roba es el que afana.
el chorro un vulgar ladrón.
al zonzo llaman chabón
y al vivio le baten rana.
La guita o el vento es
el dinero que circula;
el cuento es meter la mula,
y al vesre por al revés.
Si pelechaste, tenés
y en la rama si estas seco.
Si andas bien, andas derecho;
tirao, el que nada tiene
Chapar es, si te conviene,
agarrar lo que está hecho.
El cotorro es el lugar
donde se hace el amor.
El pashá es un gran señor
que sus mangos acumala.





La vecina es la fulana,
el tordo es algún doctor,
el estaño un mostrador
donde un curda se emborracha,
y si es que haces pata ancha
te la das de sobrador.
El que trabaja, labura;
quien no hace nada es un fiaca,
la pinta es la que destaca
los rasgos de tu apostura.
Mala racha es mishiadura,
que hace la vida fulera.
La cama es una catrera
y apoliyar es dormirse.
Rajar o piantarse es irse,
y esto lo manya cualquiera.
Y que te van a contar,
ya está todo relojeado.
Aquello visto, es junado;
lo sabe toda la tierra.
Si hasta la Real Academia,
que de parla sabe mucho,
le va a pedir a Pichuco
y a Grela, con su guitarra,
que a esta milonga lunfarda
me la musiquen de grupo.

En este link te dejo un Diccionario Lunfardo.

En un feca, compuesta en 1924 de autor anónimo e interpretada por una voz jóven del tango, el Cardenal Dominguez.





EN UN FECA
Tango 1924
Música: Autor anónimo
Letra: Autor anónimo

En un feca de atorrantes,
rodeada de escabiadores,
una paica sus amores
rememora sollozante.
En tanto, los musicantes
pul...
pulsando los instrumentos
lle...
llenan de tristes acentos
el feca tan concurrido
donde chorros aguerridos
triste sue...
triste sueñan con el vento.

Con tu pinta de diquera
me hici...
me hiciste mucho aspamento,
me trabajaste de cuento,
como a un otario cualquiera.

Y de la misma manera
me hici...
me hiciste tirar la daga
y pa' colmo de mi plaga
yo punguié por tu cariño,
me engrupiste como a un niño
pero esa...
pero esa deuda se paga.

Como tu fin ya está escrito,
fácil es de imaginar,
muy pronto irás a parar
a manos de un compadrito.
Y cuando ya esté marchito
ese...
ese cuerpo compadrón
algún...
algún oscuro botón
será el llamao a cargarte,
nadie quiere el estandarte
si es lun...
si es lunga la procesión

Cuántas palabras de hoy vienen del lunfardo ...

¿Qué es el lunfardo?
El lunfardo es una jerga originada y desarrollada en la Ciudad de Buenos Aires y el Gran Buenos Aires en Argentina1 2 (y de aquí se extendió en no muchos años a otras ciudades cercanas como Rosario y Montevideo en Uruguay, ciudades que vivían una situación sociocultural muy similar), debido en gran medida a la millonaria inmigración europea (principalmente italiana y española) ocurrida principalmente entre los años 1860 y 1960 (ver: Inmigración en Argentina). En 1878 un artículo del diario La Prensa titulado "El dialecto de los ladrones" se indicaba que en Buenos Aires había un nuevo modo de hablar y se enumeraban veintinueve palabras entre las cuales estaba precísamente lunfardo como sinónimo de ladrón. Así originariamente esta jerga era empleada por los delincuentes y pronto lo fue por la gente de las clases baja y media-baja. Parte de sus vocablos y locuciones se introdujeron posteriormente en la lengua popular y se difundieron en el castellano de la Argentina y Uruguay. Sin embargo ya a inicios del siglo XX el lunfardo comenzó a difundirse entre todos los estratos y clases sociales, ya sea por la habitualidad de su uso, porque era común en las letras de tango, o ambos motivos.
¿De dónde proviene el término?
La palabra «lunfardo» deriva de lombardo, idioma hablado principalmente en Lombardía (región ubicada en el norte de Italia). Hasta principios del siglo XX era frecuente entre las poblaciones italianas llamar lombardi (‘lombardos’) a los hampones, quizás recordando a las invasiones lombardas de inicios de la Edad Media.Para otros la palabra "lunfardo" no proviene directamente de Italia sino de Occitania (la mafia marsellesa era bastante activa en el Río de la Plata a fines de s. XIX) y en Occitania,se dice, los migrantes procedentes de la Lombardia eran tratados de delincuentes; según Otilia Da Veiga, la vicepresidenta en el 2011 de la Academia Porteña del Lunfardo, como en las ciudades de Lombardía había muchos prestamistas y banqueros la gente humilde de Italia decía que los lumbardi (lombardos) eran ladrones.
¿Cuál es su origen?
El lunfardo (o abreviadamente, lunfa) surgió en Buenos Aires y sus alrededores durante la segunda mitad del siglo XIX con el gran aporte de las distintas inmigraciones, sobre todo la italiana; y con palabras de origen indígena, africano y gauchesco que ya había en la Argentina.
El lunfardo más cerrado comenzó como lenguaje carcelario de los presos, para que los guardias no los entendieran, a fines del siglo XIX. Muchas de sus expresiones llegaron con los inmigrantes europeos (principalmente italianos) en tal caso, cuando ocurre una mezcla de lenguas españolas e italianas en el área rioplatense se produce el cocoliche, del cual derivan muchísimas palabras lunfardas. Otras palabras llegaron del lenguaje típico gauchesco (por ejemplo: piola). También merece destacarse la frecuente mezcla del lunfardo con el vesre, modalidad que permite la generación de nuevas palabras mezclando las sílabas (por ejemplo: mionca, por camión). Por ejemplo, «tango» es gotán, «pantalón» es lompa. En idioma francés existe un juego de palabras similar, llamado verlan (vesre fonético de l’envers [lanvér]). En sus orígenes, el lunfardo también tuvo aportes provenientes de Francia, especialmente del idioma occitano, del inglés (por ejemplo, las palabras jailái, jailaife, de high life o espiche de speech o escrachar de scratch), del gallego y del portugués, entre otros. El dialecto también incluye palabras aborígenes, en especial de los idiomas quechua, guaraní y mapuche; y también, palabras de origen africano (-sobre todo del África Bantú-, por ej: quilombo, mucama, mondongo, candombe, etc).

Escuchá este fragmento del programa "La mañana", que se emite por Radio Continental y conduce el periodista Víctor Hugo Morales.... incluye el tango "Mi noche triste" interpretado por Alfredo Zitarrosa y breves episodios de grandes humoristas que hacían uso de este tipo de jerga porteña.